GUÍA TURÍSTICA
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SANTA CRISTINA DE RIBAS DE SIL
Se desconoce la fecha exacta de su fundación, pero su existencia está documentada desde el siglo IX. En siglos posteriores se amplió con la obra de la iglesia. En el siglo XVI, época en la que fue incorporada al monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil como simple priorato, se construyó un nuevo claustro y un remate para la torre de la iglesia. La desamortización de 1835 lo llevó a un tiempo de abandono. Como resultado del fin de las actividades monásticas, tanto Santa Cristina como Santo Estevo pasaron a usarse como viviendas particulares, e incluso también como cuadras y pajares.
Este conjunto, situado en el entorno de bosque de robles, se compone de monasterio e iglesia. El monasterio original era de estilo románico, siguiendo las pautas benedictinas. Como testimonio de su pasado monástico, podremos observar los 'armarium claustri', unos pequeños espacios donde se dejaban los libros leídos por los frailes en sus paseos. A lo largo de los siglos el monasterio fue adquiriendo elementos góticos, fundamentalmente arcos. La planta en es cruz latina, dividida en cinco espacios. Cabe destacar que en su interior se conservan pinturas al fresco, un altar mayor con motivos geométricos, retablos barrocos y, sobre todo, una imagen de San Pedro realizada en el siglo XVI. |

HISTORIA
La zona en la que se asienta el municipio de Ribas de Sil está formado por una estrecha lengua de tierra orientada de Este a Oeste entre el río Sil y las cumbres de la sierra da 'Moá', los cuales marcan el límite entre las provincias de Lugo y Orense.
La historia de Ribas de Sil está marcada por la actividad minera de la época romana, con muchas huellas en la arqueología y en la toponimia, y por los monasterios: el de San Clodio, iglesia y restos de su antigua abadía con su pórtico renacentista procedente de la restauración del año 1604, y el de Torbeo, del que permanece su iglesia, uno de los mejores y más elegantes ejemplares del románico rural gallego.
Pero la historia de Ribas de Sil no se reduce solamente a estos momentos. De la presencia humana en el Paleolítico y en el Mesolítico quedó constancia en los restos de la industria lítica así como en el Neolítico los menhires y cromlech.
Los celtas, conocedores de las técnicas del hierro, penetraron en la Galicia por el Sil hacia el año 650 a.C. , y aportaron un tipo de hábitat estable y urbano, como ejemplo encontramos los castros.
Es en el siglo I a.C. cuando llegan los romanos y el valle del Sil estará lleno de actividad minera, explotaciones dedicadas a la búsqueda de oro. Como prueba de ello, podemos encontrar a ambos márgenes del río y a diferentes niveles, las terrazas fluviales.
La romanización, además de traer una civilización nueva, desenvolvió la economía con la actividad minera, la colonización de la tierra, el comercio, entre otras cosas. También introdujeron las vías de comunicación, vías que se siguieron utilizando hasta tiempos recientes, en diferentes momentos históricos y con la más diversa finalidad: peregrinos, ejércitos, comerciantes, artesanos, etc.
El cristianismo gallego presenta en esta zona uno de los primeros yacimientos arqueológicos, 'o Crismón da Ermida', del siglo IV, que prueba la presencia de seguidores de esta religión en la zona. Serán los cristianos de origen leonés así como fugitivos de la invasión musulmana los que establezcan en San Clodio una abadía bajo la protección de ese mártir que en León hizo el único milagro que se le conoce: reventar el caballo del musulmán que quería entrar montado en el templo y profanarlo.